El nombre de Dios en el Nuevo Testamento griego y las versiones griegas de Símaco y Quinta

En la obra El griego de San Lucas (Pampilonesia [Publicaciones del Seminario Metropolitano de Pamplona], Barcelona, 1965; pág. 46) por Crisóstomo Eseverri Hualde se explica lo siguiente sobre el uso del nombre propio de Dios incluído en algunos nombres de personajes bíblicos:

Es decir, a algunos de los nombres terminados en -ια (en español ia) se les añadía una ς (en español s) al final para que estos no sonaran como el nombre santo de Dios, Yāḫ. Entre estos podríamos incluir el del ejemplo de arriba, Βαραχίας (Baraquías, Mateo 23:35), Ἑζεκίας (Ezequías, Mateo 1:10), Ἰωσίας (Josías, Mateo 1:11), etc., etc. Por cierto, a otros nombres que incluían la forma abreviada del Tetragrámaton, ια (ia), no se les añadió la ς (s) final ni en griego ni en latín, aunque sí en español. Por ejemplo Ἀβιά (Abías, Mateo 1:7).

De esta costumbre podemos concluir que el nombre santo de Dios era popularmente conocido. Esta conclusión se apoya también en el uso del nombre abreviado de Dios en griego usado en varias traducciones al griego de la Biblia hebrea, como podemos comprobar en la siguiente foto. Resaltaré el nombre de Dios escrito en letras griegas:


Esta es la referencia al Salmo 68:4 (67:5 en la Septuaginta) que trae la obra Origenis Hexaplorum quae supersunt (Oxford, 1875; Tomo II, pág. 200) por Frederick Field. Como podemos comprobar, según esta edición académica de la Hexapla, la versión de Símaco y la versión Quinta incluyen el nombre de Dios en griego como ΙΑ, el equivalente en este idioma del hebreo Yah. La Hexapla fue producida por Orígenes aproximadamente entre los años 235 y 245 de nuestra era en Cesarea. La versión griega de Símaco se estima que fue traducida probablemente entre finales del siglo II y el año 200 de nuestra era. No conocemos los datos de publicación de la versión Quinta.

Entonces, se puede afirmar categóricamente que el nombre de Dios en su forma abreviada griega era usado por traducciones al griego de la Biblia en los primeros siglos de nuestra era. Y, por supuesto, se usó también en el texto del Nuevo Testamento, cuatro veces en la expresión aleluya (Apocalipsis 19:1, 3, 4, 6). En la pág. 107 de la primera obra citada arriba, El griego de San Lucas, se explica así el significado de esta expresión griega (resalto la parte que nos interesa aquí):



En consecuencia, si alguna vez alguien les objetara que el nombre propio de Dios no se encuentra en los manuscritos conocidos del Nuevo Testamento, pueden responderle con seguridad que, al contrario, el nombre propio de Dios en su forma abreviada aparece cuatro veces. También pueden explicarle que, sin duda, era conocido y usado por los traductores de la Biblia al griego en los primeros siglos de nuestra era.



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