Hechos 20:28 ¿Con la sangre de quién?

Cuando leemos Hechos 20:28 en diferentes traducciones o revisiones de la Biblia, notamos que pueden haber algunas diferencias. 

Por ejemplo, la Biblia del Oso publicada en 1569 y la Biblia del Cántaro publicada en 1602 vierten así este versículo:




También, una revisión de la Reina-Valera publicada en Londres en 1861 traduce igual, es decir, se lee: "
la Iglesia de Dios".


Sin embargo, la palabra Dios se cambió por Señor en otra revisión de Reina-Valera publicada en Oxford en 1866 y en una bilingüe de 1884 (con el pie editorial del Depósito Central de la Sociedad Bíblica B. y E., Madrid, Calle Preciados Núm. 46), para que leyese "la iglesia del Señor":




Curiosamente, otra edición publicada en 1869 en Madrid (con pie editorial Depósito de la Sociedad Bíblica B. y E., calle de preciados, número 19), continúa utilizando la palabra Dios en Hechos 20:28, igual que una edición publicada en 1906 por la Sociedad Americana de la Biblia en Nueva York:




Es obvio que durante décadas se publicaron revisiones de la Reina-Valera con diferentes opciones del texto. Desde la revisión de 1909, la lectura se ha mantenido en "la iglesia del Señor".

La edición de 1519 del Novum Testamentum de Erasmo de Rotterdam, en griego y latín, trae la lectura “la iglesia de dios”:


La misma lectura ofrece la edición de 1550 del Nuevo Testamento en griego de Stephanus, impresa en la edición interlineal The Englishman's Greek New Testament (S. Bagster And Sons Limited, Londres, 1896). La columna de la derecha es el texto de la King James:


Comprobamos, entonces, que la lectura del Textus Receptus, "la iglesia de dios", es distinta a la que ofrecen, como hemos visto arriba, muchas revisiones de la Reina-Valera, incluyendo las de 1909, 1960, 1995, Contemporánea, etc., que es "la iglesia del Señor".

Por otra parte, el texto de Hechos 20:28 en el Textus Receptus es muy semejante al que ofrece Nestle-Aland (NA 28). La diferencia sería la siguiente:

Nestle-Aland 28:
τὴν ἐκκλησίαν τοῦ θεοῦ, ἣν περιεποιήσατο 
la iglesia de Dios, la cual adquirió
διὰ τοῦ αἵματος τοῦ ἰδίου
por medio de la sangre de la suya propia (o "del suyo propio").

Textus Receptus
τὴν ἐκκλησίαν τοῦ θεοῦ, ἣν περιεποιήσατο 
la iglesia de Dios, la cual adquirió
διὰ τοῦ ἰδίου αἵματος
por medio de la suya propia sangre.

¿A que se deben este y otros cambios en el texto de Hechos 20:28 entre las diferentes revisiones de Reina-Valera y en otras ediciones de la Biblia?

Se debe, simple y llanamente, a que hay diferentes lecturas de este versículo entre los manuscritos griegos y las versiones antiguas del Nuevo Testamento.

Es prácticamente imposible dar una explicación absolutamente segura de la razón de estas diferencias entre los manuscritos. Bruce M. Metzger ofreció varias posibles explicaciones en su obra Un Comentario Textual al Nuevo Testamento griego (German Bible Society, Stuttgart, 2006, págs. 421-423). 


En mi muy humilde opinión, la que me parece más razonable es la que señala que la lectura original sería la que ofrece Nestle-Aland (NA28). Metzger comenta lo siguiente sobre el significado de esta frase griega (los corchetes en la palabra "Hijo" son de la obra): 
Puede ser que el autor de Hechos, en vez del sentido normal de διὰ τοῦ αἵματος τοῦ ἰδίου, haya querido que sus lectores interpretaran la expresión en otro sentido: "con la sangre de su propio [Hijo]". [...] Este uso absoluto de ὁ ἴδιος aparece en los papiros griegos como un término afectuoso con familiares cercanos. Por lo tanto, es posible que "el suyo propio" (ὁ ἴδιος) fuera un título que los cristianos primitivos daban a Jesús, comparable a "el amado" (ὁ ἀγαπητός); nótese Ro 8.32, donde Pablo dice que Dios "no escatimó a τοῦ ἰδίου υἱοῦ", en un contexto que claramente alude a Gn 22.16, donde LXX dice τοῦ ἀγαπητοῦ υἱοῦ. 
[...] Posiblemente, como Lake y Cadbury lo señalan, cuando el significado especial de ὁ ἴδιος (mencionado en el comentario anterior) dejó de usarse en el lenguaje cristiano, τοῦ ἰδίου en este pasaje se malinterpretó como un modificador de αἵματος ("su propia sangre"). “Este ocasionó dos cambios en el texto: τοῦ αἵματος τοῦ ἰδίου se cambió a τοῦ ἰδίου αἵματος (¿por influencia de Heb 9.12?), que suena mejor pero pervierte el sentido, y los revisores occidentales cambiaron θεοῦ por κυρίου, sin duda para evitar la frase ‘la sangre de Dios', que esta variante implica.”

Es interesante también el comentario que sobre este versículo ofrece la obra La Sagrada Escritura. Texto y comentario por profesores de la Compañía de Jesús. Nuevo Testamento. Tomo II (BAC, Madrid, 1965). Las cursivas (o itálicas) son de la obra:

La interpretación de la Vg y bastante extendida es: «Cristo-Dios ha conquistado la Iglesia con su propia sangre». Sin embargo, como en el N. T. nunca se habla de la «sangre de Dios» y Act nunca dan a Cristo el título de Dios, algunos autores creen que la lectura primitiva debía de ser: «La Iglesia del Señor, que él se ganó con su propia sangre». Así lee P74 recientemente publicado. Pero esta lectura no es la más crítica. Dupont propone esta otra explicación, a base de la lectura crítica que conserva el nombre de Dios: cabe un corrimiento de ideas entre la acción de Dios-Padre, dueño de la Iglesia, y la acción del Hijo, que con su sangre ganó para el Padre la Iglesia. Hay ejemplos donde se pasa del Padre al Hijo sin transición (Rom 8,31-39). Filológicamente es preferible la explicación de Bruce B. Weiss, que traduce así: «para apacentar la Iglesia de Dios, que él se ganó con la sangre de su propio Hijo». Este significado de ἴδιος está bien fundado en los papiros, donde indica relación entre dos términos cercanos. Aquí ἴδιος puede ser equivalente al hebreo yahid, unigénito, predilecto, que los LXX traducen agapetós, eklectós y monogenés.

Dicho con otras palabras, lo más probable es que originalmente la última frase de Hechos 20:28 leía así: "
la iglesia de Dios, la cual adquirió por medio de la sangre del suyo propio", pero las palabras "del suyo propio" eran un modismo, una expresión cariñosa que para los primeros cristianos se refería claramente al propio Hijo de Dios, Jesucristo. 

Con el paso del tiempo, los sucesivos copistas dejaron de comprender el modismo τοῦ ἰδίου ("del [Hijo] suyo propio") como referido a Jesucristo, y se encontraron entonces ante una lectura, mal entendida, que estaba hablando de la sangre de Dios, lo cual para ellos podía representar patripasianismo (del latín pater, patris, padre, y passus, padecer), una doctrina del monarquianismo modalista de los siglos II y III (llamado también sabelianismo), que sostenía que fue Dios el Padre quien había venido a la Tierra y había sufrido en el madero bajo la apariencia (o el modo) del Hijo.

Probablemente, algunos copistas "ortodoxos" introdujeron cambios en esta Escritura para adaptarla al significado que ellos daban al texto. Cambiaron la palabra Dios por Señor para referirla a Jesucristo, y alteraron la estructura de la frase para que, en vez de leer con la sangre del [Hijo] suyo propio, lo hiciera con su propia sangre. De aquí la existencia de estas lecturas variantes entre los manuscritos. Como señala el Nuevo Testamento Trilingüe (BAC, Madrid, 2ª edición, 1988, pág. 747) de José O´Callaghan respecto a este versículo:
He aquí un texto difícil en el que han tropezado los copistas (de ahí las variantes) y los traductores y comentaristas. La dificultad radica en las repercusiones dogmáticas. Crítica textual e interpretación se entrelazan.

Se pueden percibir las dificultades de los copistas y traductores en las variadas lecturas que ofrecen algunos manuscritos, pues ante la duda de colocar θεοῦ (de Dios) o κυρίου (del Señor) algunos copiaron las dos palabras juntas, κυρίου καὶ θεοῦ (del Señor y de Dios), otros θεοῦ καὶ κυρίου (de Dios y del Señor), otros κυρίου θεοῦ (del Señor Dios), otros Χριστοῦ (de Cristo) y 
aun otros Ἰησοῦ Χριστοῦ (de Jesucristo). (Ver The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption, and Restoration por B. M. Metzger y B. D. Ehrman, Oxford University Press, 4ª edición, 2005, pág. 332).


Ante esta realidad, y siguiendo la más erudita interpretación del texto y los mejores y más antiguos manuscritos, muchas versiones actuales ofrecen traducciones como las siguientes, ya sea en el texto principal o en las notas (esta lista no es exhaustiva):

Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español por Francisco Lacueva (Editorial Clie, Terrassa, 1990):


Esta obra incluye la siguiente nota a este versículo:



Biblia de Jerusalén revisión de 1975 (Desclée de Brouwer, Bilbao. El enlace es a la revisión de 2019):
Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo.

Nueva Biblia Española (Cristiandad, Madrid, 1986):
Tengan cuidado de ustedes y de todo el rebaño en que el Espíritu Santo los ha puesto como guardianes, siendo así pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.

Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (Testigos Cristianos de Jehová, 1987). Los [corchetes] son de la obra: 
Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del [Hijo] suyo. 

Sagrada Biblia Cantera-Iglesias (BAC, Madrid, 2ª edición 1979). Los [corchetes] son de la obra:
Tened cuidado de vosotros, y de todo el rebaño en el que el Espíritu Santo os puso como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios que adquirió por la sangre de su [Hijo].

Nuevo Testamento de La Casa de la Biblia (Atenas / PPC / Sígueme / Verbo Divino, Madrid, 1993, 4ª edición 1998):
Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño, pues el Espíritu Santo os ha constituido pastores vigilantes de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su propio Hijo.

Traducción en lenguaje actual (Sociedades Bíblicas Unidas, 2002):
Ustedes deben cuidarse a sí mismos, y cuidar a los miembros de la iglesia. Recuerden que el Espíritu Santo los puso como líderes de la iglesia de Dios, para que cuiden a todos los que Dios salvó por medio de la sangre de su propio Hijo. 

La Biblia. La Palabra de Dios para todos (Centro Mundial de Traducción de la Biblia, Fort Worth, 2005): 
Tengan cuidado de ustedes mismos y de toda la gente que Dios les ha dado. El Espíritu Santo les dio el trabajo de cuidar al rebaño de la iglesia de Dios, la cual compró pagando con la sangre de su propio Hijo.

Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española (BAC, Madrid, 2010):
Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo

Nuevo Testamento por Manuel Iglesias González (Ediciones Encuentro, Madrid, 2003):



Es muy interesante incluir aquí la traducción de este versículo, desde la Vulgata, del presbítero Doctor Ignacio Guerea. Este publicó su obra, El Libro de los Hechos de los Apóstoles, en Madrid en 1786, por lo que su trabajo contaba con las debidas licencias eclesiásticas. Se puede apreciar que en su traducción, que él llama "sucinta Paráfrasis", procuró que quedara claro a sus lectores el sentido del pasaje:




En el caso de que se escogiese la lectura Señor, en vez de Dios, y su propia sangre en vez de la sangre del suyo propio, el sentido sería que Jesucristo adquirió la congregación cristiana comprándola con su sangre, lo cual está de acuerdo con el resto de la Biblia. Así lo han interpretado versiones como las siguientes (esta lista no es exhaustiva):

Nuevo Testamento por Pablo Besson (Palabra / Mundo Hispano, 1981):
Mirad por vosotros mismos y por todo el rebaño en que el santo Espíritu os puso por obispos para apacentar la iglesia del Señor que se adquirió por la sangre propia.

La Palabra (Sociedad Bíblica de España, 2010):
Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el que os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes. Pastoread la Iglesia que el Señor adquirió con el sacrificio de su propia vida.  

Reina-Valera revisada en 1960 (Sociedades Bíblicas Unidas):
Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 

La Biblia. Latinoamérica (San Pablo / Verbo Divino, Madrid, 2005). Los paréntesis son de la obra:
Cuiden de sí mismos y de todo el rebaño en el que el Espíritu Santo les ha puesto como obispos (o sea, supervisores): pastoreen la Iglesia del Señor, que él adquirió con su propia sangre.


Existe una tercera opción, seguida por algunas versiones, que es la de combinar ambas lecturas, la que incluye las palabras τοῦ θεοῦ (de Dios) con τοῦ ἰδίου αἵματος (de su propia sangre). Estas últimas son una adaptación posterior de la frase griega a la variante τοῦ κυρίου. De esta manera, resulta la siguiente traducción:

Sagrada Biblia Nácar-Colunga (BAC, Madrid, 52ª edición 1995):
para apacentar la Iglesia de Dios, que El adquirió con su sangre.

La Biblia de las Américas (The Lockman
Foundation, La Habra, 1997):
para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre.

Esta versión ofrece aquí la siguiente nota a la palabra "Dios":
Algunos mss. antiguos dicen: del Señor


Los que vierten así esta frase, no siguen literalmente ni el texto académico griego, como el que ofrece NA28, que sería:
la iglesia de Dios, la cual adquirió por medio de la sangre de la suya propia [o: del suyo propio]

Ni tampoco siguen el Textus Receptus, que leería así:
la iglesia de Dios, la cual adquirió por medio de su propia sangre

Estas versiones añaden el pronombre "El", que en esta lectura provoca ambigüedad en el significado del versículo. 

¿A quién se refiere este pronombre? ¿A Jesucristo? ¿A Dios? ¿Tiene Dios sangre? El contexto bíblico responde con claridad a esta pregunta en Juan 4:24 (LBLA): 
Dios es espíritu

En fin, concluyamos indicando que la respuesta a la pregunta del principio (¿con la sangre de quién?) se responde también con exactitud en Apocalipsis 5:9 (RV60) (énfasis mío):
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

Este pasaje aclara completamente el sentido de Hechos 20:28: La sangre del Cordero, Jesucristo, compró o redimió a la Iglesia para Dios (cf  Hebreos 9:11-14, 24-26).

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