¿Hay que estudiar los idiomas bíblicos para conocer la verdad?

Con cierta regularidad oímos a "maestros" de la Biblia en Internet y en otros lugares afirmar que para conocer lo que de verdad enseña la Sagrada Escritura es indispensable conocer los idiomas antiguos en los que se escribió, a saber, hebreo bíblico, arameo y  griego koiné. Es curioso que en muchos casos estos mismos "maestros" se ganan la vida enseñándolos. Por esta razón hay muchos y muchas que están dedicando tiempo y recursos al estudio de estos idiomas.

Ahora bien, la pregunta es: ¿de verdad es esencial estudiar griego, hebreo y arameo para llegar a conocer la verdad de la Biblia? Voy a expresar mi humilde opinión respecto a esta cuestión.

Obviamente conocer alguno de los idiomas en los que originalmente se escribió la Biblia puede ser útil. Pero tengamos en cuenta que el aprendizaje de estos requiere años de estudio constante y concienzudo. Por ejemplo, para estudiar Filología Bíblica Trilingüe son necesarios como mínimo cuatro años de estudios universitarios de manera presencial. Son estudios difíciles para los que se necesita tiempo, dinero y ciertas habilidades naturales, pues no todos tenemos facilidad innata para los idiomas, especialmente para lenguas antiguas que ya no se hablan, como el hebreo o el griego antiguos. Pero especialmente si alguno de nosotros ya no es joven y tiene responsabilidades familiares y laborales difícilmente podrá dedicarse de una manera efectiva a estudiar lenguas antiguas. Si a eso se le unen responsabilidades en nuestra congregación cristiana y, como testigos de Jehová, una participación regular en la predicación y la enseñanza, es mucho más difícil la posibilidad de llegar a conocer de manera experta estos idiomas. 

Quizá alguien que tiene facilidad natural para los idiomas pueda llegar a conocer de manera elemental griego o hebreo después de mucho tiempo, esfuerzo y dinero. Pero esto no es, ni mucho menos, algo que se pueda considerar indispensable para el estudio de la Biblia.

En mi humilde opinión alguien que de manera personal desee profundizar en el estudio de la Biblia y beneficiarse de las herramientas disponibles tales como gramáticas, diccionarios, concordancias, etc., basta con que conozca lo suficiente de estos idiomas como para darles este uso instrumental. No hace falta más. Pocos son los que llegan a ser expertos en la traducción e interpretación de los textos bíblicos y aun entre estos eruditos hay diferencias de opinión respecto al significado o la traducción de ciertos pasajes de la Biblia. E inevitablemente hay puntos de vista distintos debidos a la ideología o teología de cada cual.

A esto hay que sumar que en ningún lugar de la Sagrada Escritura se dice que las enseñanzas de Jesucristo deban ser aprendidas necesariamente en griego, hebreo o arameo. Muchos de los cristianos del primer siglo no sabían leer ni escribir, sino que eran instruidos de manera oral en su propio idioma, tal y como enseña la misma Escritura (1 Corintios 14:19; 1 Tesalonicenses 2:13).

Y sobre todo tengamos presente lo que enseña la bendita Palabra de Dios: 

El temor de Jehová es el comienzo de la sabiduría (Salmo 111:10; Proverbios 9:10).

Porque Jehová es quien da sabiduría; de su boca vienen conocimiento y discernimiento (Proverbios 2:6).


En conclusión, si queremos ser sabios de verdad lo que es verdaderamente indispensable es que mostremos temor reverencial a Dios y que le obedezcamos con corazón completo. Esto es muchísimo más importante y necesario que dedicar tiempo y recursos a estudiar los idiomas en los que originalmente se escribió la Biblia.


Solo hagan clic en el título de esta entrada y podrán ver un video de Israel Flores Olmos (Decano de la Facultad de Teología SEUT y profesor del dpto. de Teología Pastoral) y Ricardo  Moraleja (Director de traducciones bíblicas y contenidos de la Sociedad Bíblica de España) respondiendo a esta pregunta.



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