2 Corintios 4:4 ¿Gloria de las buenas nuevas o del Cristo?

Un amable lector de este blog me hizo la siguiente consulta sobre 2 Corintios 4:4:
Las personas que creen en la trinidad dicen que se suprime la gloria de Cristo, por la manera de traducir 2 Corintios 4:4 según la TNM.

En la TNM se vierte el texto así:
"entre quienes el dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que no pase [a ellos] la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios."

La versión Reina-Valera vierte el texto así:
"en los cuáles el dios de éste mundo cegó los pensamientos de los incrédulos, para que no resplandezca la iluminación del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios."

¿Cuál es la traducción de este pasaje que se apega más al griego original?


Tengo que reconocer que me sorprendió lo rebuscado del argumento empleado por estas "personas que creen en la Trinidad", para tener algo con lo que poder difamar a la Traducción del Nuevo Mundo (TNM). Es fácilmente detectable el gran prejuicio religioso a la hora de valorar la TNM, así como la ignorancia en cuestiones de traducción bíblica de estos críticos.


Pasaré, por lo tanto, a responder lo mejor que pueda la cuestión planteada.

En el texto griego de 2Co 4:4 que analizamos encontramos la siguiente frase:




Examinemos las palabras griegas empleadas:

τὸν φωτισμὸν] τὸν es un artículo en caso acusativo, masculino y singular; φωτισμὸν es el acusativo, masculino y singular del sustantivo φωτισμός, que el Diccionario del griego bíblico (DGB) de Amador Ángel García Santos define así:



τοῦ εὐαγγελίου] τοῦ es un artículo en caso genitivo, neutro y singular; εὐαγγελίου es el caso genitivo, neutro y singular del sustantivo εὐαγγέλιον que la Concordancia manual y diccionario griego-español del Nuevo Testamento (CMNT) de Pedro Ortiz Valdivieso define así:


Como el artículo y el sustantivo griego se hallan en caso genitivo, y el contexto lo pide, se añade la preposición de al traducir al español para transmitir el significado correcto. Por esta razón he colocado la d en cursiva en la traducción interlineal del recuadro de arriba.


τῆς δόξης] τῆς es un artículo en caso genitivo, femenino y singular; δόξης es el caso genitivo,  femenino y singular del sustantivo δόξα que, según CMNT, significa:


También se añade en este caso la preposición de al traducir al español por las razones expuestas arriba.


τοῦ Χριστοῦ] τοῦ es un artículo en caso genitivo, masculino y singular; Χριστοῦ es el caso genitivo, masculino y singular del adjetivo Χριστός y que DGB define así:


En este contexto Χριστοῦ se coloca con mayúscula inicial porque se usa como un nombre propio. Asimismo se le coloca la preposición de al traducirlo al español por las razones expuestas anteriormente.


Como podemos notar, tenemos en 2Co 4:4 tres genitivos seguidos, a saber: "del evangelio de la gloria del Cristo".

Al interpretar esta frase surge una duda: ¿A quién se refiere el sustantivo "gloria"? ¿Al evangelio o al Cristo? ¿Es el evangelio el que tiene "gloria", es decir, que es glorioso? ¿O deberíamos traducir como si se hablase de la "gloria" del Cristo?

Para intentar responder a estas preguntas es necesario examinar detenidamente el contexto; también podemos usar obras de referencia, como gramáticas griegas o comentarios exegéticos.

El sentido del contexto es ambiguo. Cualquiera de las dos interpretaciones mencionadas es aceptable.

Veamos qué dicen algunas gramáticas. Por ejemplo, El griego del Nuevo Testamento por Max Zerwick explica lo siguiente sobre la pluralidad de genitivos:


Como pueden leer en esta erudita gramática de griego del Nuevo Testamento, cuando hay varios genitivos seguidos, "el siguiente suele depender del que precede". Según esta explicación el segundo genitivo en la frase que analizamos, " de la gloria", dependería del anterior, "del evangelio". De esta manera, serían las "buenas noticias" o el "evangelio" las que serían gloriosas, la traducción que encontramos en el texto principal de TNM.

Leamos asimismo el comentario gramatical que ofrece a 2Co 4:4 el libro Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento griego por Roberto Hanna:


Como podemos leer, según esta obra el genitivo δόξης, gloria, representa el contenido del genitivo que le precede, εὐαγγελίου, evangelio. Es decir, son las buenas nuevas las que tienen gloria, las que son gloriosas, tal y como traduce TNM.

Hay muchas otras versiones de la Biblia que hacen la misma interpretación de esta frase que TNM, como por ejemplo (coloco en negrita la frase que estudiamos):

a quienes por su incredulidad el dios de este mundo les ha cegado la mente para que no les amanezca la claridad de la gloriosa Buena Noticia del Mesías, que es imagen de Dios.

para esos incrédulos cuya mente está de tal manera cegada por el dios de este mundo, que ya no son capaces de distinguir el resplandor del glorioso mensaje evangélico de Cristo, que es imagen de Dios.

El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.


Como este uso gramatical no es determinante en este pasaje y el contexto es ambiguo, TNM con referencias incluye en sus notas la lectura que interpreta que la gloria es la del Cristo




Así, la traducción que ofrece TNM está de acuerdo con los mejores gramáticos de griego bíblico y, además, la edición con referencias incluye como traducción alternativa la misma que ofrece RV60.

Podemos comprobar, entonces, que quienes hacían las críticas mencionadas al principio o bien son viles difamadores o ignorantes llenos de prejuicio religioso.


Los Testigos de Jehová y el uso del nombre de Dios

¿Ha influido el uso que los Testigos Cristianos de Jehová han dado al nombre de Dios para que, en general, haya dejado de usarse en las traducciones de la Biblia?

En mi opinión sí y dispongo de varias pruebas en este sentido.

Examinemos una de ellas. En mayo de 1952 se celebró en Yakarta, Indonesia, una reunión académica de traductores de la Biblia para el estudio de los problemas relacionados con la traducción y revisión en los lenguajes indonesios.

Se dedicó un número completo de la revista The Bible Translator (Vol. 3, nº 4, octubre de 1952; publicada por las Sociedades Bíblicas Unidas) a las conferencias que se ofrecieron en este evento. Entre estas se encuentra un ensayo sobre la traducción del Tetragrámaton escrito por un clérigo protestante llamado Hellmut Rosin, profesor entonces del Theological College en Yakarta. En este explica lo siguiente (pág. 182):




Esta es la traducción al español de este párrafo:

Puede ser una falta de respeto y desobediencia, por lo tanto, restaurar algo que Dios mismo ha demolido. Podría significar que "Jehová" se convertiría irrevocablemente en el extraño Dios del Antiguo Testamento y que la fisura entre los dos Testamentos también podría dividir a la iglesia, ya que ¿no son los "testigos de Jehová" anti-trinitarios?
Para poder leer este artículo en The Bible Translator deben clicar aquí

Como se puede comprobar, la razón de este profesor para no verter el Tetragrámaton por "Jehová" es que eso podría dividir a la iglesia, pues los Testigos de Jehová son anti-trinitarios.

Este argumento es común entre muchos miembros de la cristiandad: no quieren usar el nombre de Dios "Jehová" para que no parezca que dan apoyo a las enseñanzas de los Testigos de Jehová ni ser confundidos con ellos.

Permítanme mostrarles otro ejemplo reciente de esta forma de pensar. Se edita en España una revista evangélica digital llamada Lupa Protestante. El 14 de mayo de 2015 se publicó en esta un artículo titulado Empecinados en la transcripción “Jehová”. El autor era en aquella época un estudiante de teología cuya familia es muy conocida en los círculos evangélicos españoles. En este escribió lo siguiente:
Vivo en España donde ser evangélico es poco habitual. Por este motivo le sugerimos al querido pastor y amigo que ofició mi boda que no emplease la palabra “Jehová” en la ceremonia, dado que este término es automáticamente relacionado por mis conciudadanos con la secta de los Testigos de Jehová. No queríamos que los invitados sacasen conclusiones erróneas sobre nosotros y nuestra fe.

Se puede notar que en su artículo, además de demostrar prejuicio religioso y desprecio contra los miembros de lo que llama "secta", afirma que no quiere usar el nombre "Jehová" para que no le confundan con los Testigos de Jehová. El Sr. Bernal ha reescrito recientemente su artículo en Lupa Protestante, cambiando la palabra "secta" por "grupo religioso". Pueden leer el artículo original haciendo clic en este enlace.

Esta actitud es muy común entre una gran parte de los evangélicos de origen español, dándose a veces el caso de que aun usando la versión Reina-Valera revisión del 1960, pronuncien "el Señor" cada vez que aparece la palabra "Jehová" en el texto.

Por lo tanto, para mí está muy claro que la razón principal del ataque por parte de algunos contra la forma "Jehová" del nombre de Dios es el uso que los Testigos de Jehová le dan en su predicación y enseñanza.

En una próxima entrada veremos otras razones por las que hay quienes se oponen al uso de Jehová o Yahvé para verter el Tetragrámaton en las traducciones de la Biblia.

Hallarán razones académicas e históricas para el uso del nombre "Jehová" en la siguiente entrada de este blog:

¿Es correcto traducir "Jehová" el nombre de Dios en hebreo?



¿Se llamaba "patibulum" al palo o madero transversal de una "cruz"?

En algunos ensayos y artículos que se pueden encontrar tanto impresos como en Internet se afirma que, supuestamente, en la antigüedad se llamaba con la palabra latína patibulum al palo o madero transversal de una "cruz", tal y como se dibuja esa figura en el arte y la iconografía de la cristiandad. Ahora bien, de ser cierta esta afirmación, cualquier diccionario de latín debería definir esta palabra por "palo o madero transversal en una cruz" o algo similar.

Para asegurarme de la veracidad histórica y académica de esta información, he buscado la palabra latina patibulum en varios diccionarios. Este ha sido el resultado:

Así define la palabra latina patibulum el Nuevo Diccionario Latino-Español formado sobre el de don Manuel Valbuena por Vicente Salvá, 14ª edición, publicado en París en 1868:

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Como pueden comprobar, en este diccionario no se lee que patibulum sea la "parte transversal de una cruz"; es más, no se menciona para nada la palabra o el concepto cruz.

Veamos ahora el Diccionario Cima Latino-Español Español-Latino 2ª edición (Editorial Everest, León, 1977):





Observamos que tampoco se define en este diccionario el vocablo patibulum como "parte transversal de una cruz". 


Examinemos a continuación una obra académica, el Diccionario latino-español por Agustín Blazquez Fraile (Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1954):




Tampoco este conocido diccionario académico define patibulum como "parte transversal de la cruz", ni menciona para nada la palabra "cruz".


Leamos finalmente la definición de patibulum en el que es uno de los mejores diccionarios científicos de latín disponibles. Me refiero al Nuevo diccionario etimológico latín-español y de las voces derivadas por Santiago Segura Munguía (Universidad de Deusto, Bilbao, 2006):




Podemos comprobar objetivamente que ninguno de los diccionarios examinados define la palabra latina patibulum como "parte transversal de una cruz" o de una manera parecida. Además, en ninguna de las acepciones ofrecidas se menciona para nada la palabra cruz ni una idea parecida.

De hecho, en el Diccionario por raíces del latín y de las voces derivadas publicado también por Santiago Segura Munguía (Universidad de Deusto, Bilbao, 2006) se incluye la palabra patíbulo como acepción de la latina crux. Difícilmente, pues, creería el Dr. Segura que una supuesta parte de esa crux hubiera de llamarse concretamente patibulum:




Entonces, ¿de dónde sacan estos autores que el supuesto palo transversal de una "cruz" era llamado patibulum?

¿Será, quizás, que unos autores se copian a otros sin haber comprobado las fuentes? No sería la primera vez que esto ocurre en la historia.

Agradecería que, de ser posible, alguien pudiera indicarme la obra de referencia en la que se basan para hacer esta afirmación. De lo contrario, tendré que creer que se trata de una lamentable falacia.

Estos mismos autores suelen afirmar también que, supuestamente, la parte longitudinal o palo vertical de la "cruz" en la que Jesús fue ejecutado se llama stipes en latín, o estipite en español... ¿será verdad esta información? 

Analizamos esta cuestión en la siguiente entrada de este blog:

¿Se llamaba stipes al palo o madero vertical de una "cruz"?

Pueden hallar información sobre la mejor traducción de la palabra griega staurós (σταυρός, #4716) en la siguiente entrada de este blog:

Σταυρός (staurós) ¿Cruz o madero de tormento? ¿Cuál es la mejor traducción al español?



¿Cómo llegó la transliteración Yahvé al español?

En español, la transliteración o transcripción Iahvé se comenzó a usar en publicaciones seglares en el último cuarto del siglo XIX. La más antigua que he podido localizar es una traducción al español, efectuada por Francisco María Rivero, del Tomo IV de la obra del historiador alemán Máximo Duncker titulada Historia de la Antigüedad, publicada en Madrid en 1877. Este sería uno de los fragmentos de esta obra, en su pág. 161:




En este fragmento de Génesis se usan dos formas de verter el Tetragrámaton: Ieová Iahvé, aunque en el resto de la traducción de la obra de Duncker al español se usa Iahvé. Es muy interesante saber que la obra original en alemán usa Jehova para referirse al Dios de Israel, y la traducción al inglés Jehovah.

¿Por qué se usó Iahvé en la traducción española? Mi opinión es que esta forma del nombre de Dios se empezó a usar en castellano con el objetivo de dar una apariencia "académica", racionalista, en oposición a Jehová, que era la forma usada en obras "religiosas".

Apoya esta conclusión que Iahvé comience a ser usado en español a finales del siglo XIX en revistas ilustradas o racionalistas de la época, tales como Revista cubana, La Ilustración ibérica, Ensayos y revistas o La España moderna.

La primera obra académica bíblica en español en la que he encontrado la forma Iahvé es un trabajo publicado en 1917 por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma con el título I Sam. 1-15 Crítica Textual y cuyo autor fue Andrés Fernández Truyols. Veamos cómo traduce parcialmente 1 Samuel 12:14, 15 esta obra:




Por cierto, la transliteración Iahvé o Iahveh se ha continuado usando hasta el día de hoy para referirse al Tetragrámaton en muchas obras en castellano

Hay quienes argumentan que las transcripciones IahvéYavé se empezaron a usar cuando los académicos bíblicos llegaron a saber que esta era la manera en la que pronunciaban el Tetragrámaton los escritores de la Biblia. Sin embargo, esta afirmación no se sostiene.

Hace muchos siglos que los eruditos en hebreo son conscientes de que no se conoce la pronunciación exacta del nombre de Dios en hebreo y que existen varias formas alternativas. Por ejemplo, la obra Introducción a la Sagrada Escritura o aparato para entender con mayor facilidad y claridad la Sagrada Biblia en lengua vulgar, Tomo Segundo, publicada en Madrid allá por el año 1795, en sus págs. 168-9 explicaba lo siguiente sobre el nombre de Dios:



Aunque las ciencias bíblicas han avanzado mucho desde la publicación de este libro, podemos comprobar que ya en el siglo XVIII eran públicamente conocidas algunas maneras como se había vertido el Tetragrámaton en diferentes idiomas a lo largo de la historia. 

De hecho, muy probablemente todos los autores que en los últimos cinco siglos han usado la forma Jehová en español sabían que no podían asegurar que esa fuera la pronunciación exacta y que existían formas alternativas. Sin embargo, la usaron porque era la más conocida y usada por sus lectores.

Leamos lo que escribió en 1905 sobre esta cuestión Henry Barrington Pratt, traductor al español de la Biblia llamada Versión Moderna, publicada en 1893, que usa Jehová a lo largo de todo el Antiguo Testamento:



Como hemos explicado en otras ocasiones, ningún experto en hebreo bíblico puede afirmar categóricamente cómo pronunciaban el nombre de Dios los escritores de la Biblia. Como menciona arriba H. B. Pratt, los eruditos solo pueden ofrecer su propia opinión acerca de la verdadera pronunciación del nombre de Dios. 


De hecho, varias traducciones de la Biblia en español vierten de diferentes maneras el nombre de Dios, lo que demuestra que no se conoce la manera exacta: son solo suposiciones. Veamos otros ejemplos de esto:

La primera traducción católica completa de la Biblia  al español hecha desde los idiomas originales fue la Nácar-Colunga (BAC, Madrid, 1ª edición 1944). Esta versión usa Yave para transliterar el Tetragrámaton a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Veamos un ejemplo en Génesis 2:4:



Tres años más tarde apareció la Biblia llamada Bover-Cantera (BAC, Madrid, 1ª edición 1947). Esta traducción vertió el Tetragrámaton como Yahveh. Leamos Génesis 2:15 en esta versión:




Podemos comprobar que Bover-Cantera no vierte el Tetragrámaton igual que Nácar-Colunga. En el prólogo se explica la razón:





Leemos que hasta los propios traductores de esta versión informan que el Tetragrámaton ha sido transcrito, no traducido.

Otras versiones católicas transcriben el Tetragrámaton de maneras diferentes a las mostradas. Por ejemplo, la versión de Juan Straubinger usa Yahvé, la Bartina-Roquer Yahweh, la Biblia de Jerusalén Yahvéh, etc. 

La verdad es que si se conociera la pronunciación exacta del Tetragrámaton no habría ninguna diferencia entre las maneras como es transcrito o transliterado en diversas traducciones de la Biblia.

Recapitulemos lo tratado hasta ahora en esta entrada y en la anterior: 
  • La forma Iahvé para transliterar el Tetragrámaton se usa en español desde finales del siglo XIX. 
  • La primera traducción católica de toda la Biblia al español desde los idiomas originales fue la Nácar-Colunga en 1944; esta versión fue también la primera en usar en español la forma Yave a lo largo de todo el Antiguo Testamento. 
  • Nadie puede afirmar cómo se pronunciaba el Tetragrámaton; tan hipotética es la pronunciación Yahveh como Jehová.
  • Jehová ha sido admitida por la Real Academia Española (RAE) como una palabra castellana, pero a Yahveh la considera una transcripción del hebreo, no una palabra en español.
  • El nombre Jehová se lleva usando para traducir el Tetragrámaton en versiones de la Biblia al español desde hace por lo menos 480 años; Yave solo desde hace unos 74. 


Volviendo a la pregunta que nos hacíamos en la entrada anterior de este blog: ¿es correcto usar Yavé en las traducciones de la Biblia al español, dado que no es considerada por la RAE una palabra española? Por supuesto, la manera más correcta histórica y académicamente sería Jehová, nombre español usado desde hace varios siglos por católicos y protestantes. Ahora bien, siempre será mejor usar un nombre propio para verter el Tetragrámaton, aunque sea una transliteración del hebreo como Yavé, que usar títulos o nombres comunes como Dios o Señor.

Una pregunta aún podemos hacernos: ¿estará relacionado el uso y la importancia que los testigos de Jehová dan al nombre de Dios con los esfuerzos por parte de algunos de erradicarlo de las traducciones de la Biblia? Trataremos de responder a esta cuestión en la siguiente entrada de este blog:

Los Testigos de Jehová y el uso del nombre de Dios


Disponen de más información sobre el uso del nombre Jehová en la Biblia en la entrada de este blog titulada:


¿Es correcto traducir "Jehová" el nombre de Dios en hebreo?






Didáctico vídeo sobre la transmisión del texto bíblico a través de la historia

La biblioteca Tomás Navarro Tomás del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC presenta un pequeño documental que refleja cómo ha sido la transmisión del texto de la Biblia a lo largo de los siglos. Cuenta con explicaciones de la profesora de investigación Mª Teresa Ortega Monasterio del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente (ILC-CCHS-CSIC) especialista en manuscritos y Biblias.




Les dejo también un corto pero interesante vídeo con el contenido de una exposición titulada: La biblia: historia de sus textos:


¿Es correcto traducir "Jehová" el nombre de Dios en hebreo?

Es un hecho bastante conocido que los manuscritos bíblicos hebreos más antiguos presentan el nombre propio de Dios en la forma de cuatro consonantes, llamada comúnmente Tetragrámaton (del griego te·tra, que significa “cuatro”, y grám·ma, “letra”). Estas cuatro letras en escritura hebrea cuadrada, escritas de derecha a izquierda, son יהוה y sus equivalentes en alfabeto latino pueden ser IHVH, JHVH, YHVH, YHWH,  etc., todos igual de correctos.

Ahora bien, ¿cómo se debería traducir el nombre de Dios en las versiones de la Biblia en español? Y relacionado con esta pregunta: ¿cómo sonaría hoy el nombre propio del Dios Soberano?

Para dar una respuesta objetiva a estas preguntas primero es necesario que conozcamos algunos datos.

Los manuscritos más antiguos de la Biblia hebrea de los que disponemos, como los hallados en Qumrán, están escritos solo con consonantes. Eran los lectores los que, al leer el texto, vocalizaban estas consonantes de acuerdo con su conocimiento del lenguaje y del contexto.

Aproximadamente entre los siglos sexto y décimo de nuestra era varias generaciones de copistas judíos, llamados masoretas (los transmisores de la tradición), al hacer copias de la Biblia hebrea le añadieron a este texto consonántico signos vocálicos, acentos y una serie de anotaciones para fijar lo que ellos entendían que era su correcta lectura. Es el llamado Texto Masorético.

El mejor manuscrito completo de la Biblia hebrea con el Texto Masorético es el Codex Leningradensis B 19a o Códice de Leningrado, copiado en el siglo undécimo de nuestra era (año 1008). Es el texto hebreo y arameo de este códice el que se imprime, junto con un abundante aparato crítico, en las ediciones científicas de la Biblia hebrea, tales como la Biblia Hebraica Stuttgartensia o la todavía sin completar Biblia Hebraica Quinta. Estas ediciones académicas son la base textual desde la que se traduce a los idiomas modernos en la actualidad.

El hecho es que el Códice de Leningrado añade signos vocálicos al Tetragrámaton para que se pueda leer, en diferentes lugares, Yehwáh, Yehwíh o Yehowáh. Como vimos arriba, también se podría transliterar Iehváh, Iehvíh o Iehováh.

Desde hace muchos años se ha generalizado entre los eruditos en hebreo bíblico la hipótesis de que los masoretas añadieron al Tetragrámaton las vocales correspondientes a las palabras hebreas ʼAdhonái (Señor Soberano) o ʼElohím (Dios), con la intención de que quien leyera el Tetragrámaton pronunciara estas palabras, y no el nombre propio de Dios. Según estos estudiosos, este sería el origen del nombre Jehová. Por esta y otras razones, algunos académicos prefieren usar la forma Yahvé (u otra parecida) para referirse a Dios en sus escritos, pero no existe unanimidad en esta práctica pues otros prefieren, por ejemplo, simplemente escribir las cuatro consonantes YHWH.

La realidad es que con los datos de los que disponemos en la actualidad es imposible afirmar categóricamente cómo se pronunciaba el nombre de Dios; puede haber sido Iahvéh, Iahweh, Iehová o de otra manera que ignoramos. Es más, aunque se hubieran conservado las verdaderas vocales que acompañaban al Tetragrámaton, nos hubiera sido imposible saber si la manera como nosotros pronunciáramos hoy día el nombre sagrado en español sonaba absolutamente igual a como lo pronunciaron Abrahán, Moisés o Malaquías en el pasado. Los idiomas cambian con el tiempo, así como la pronunciación de las palabras y letras. Y esto mismo, muy probablemente, ocurrió con el hebreo a lo largo de los muchos siglos de existencia de esta lengua. 


Ahora bien, la función de un nombre propio aplicado a una persona es determinarla lingüisticamente, distinguirla del resto de personas. La Biblia está llena de nombres propios, que se traducen de una manera más o menos diferente a cada idioma moderno. Por ejemplo, el nombre del apóstol Santiago. En los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento su nombre se escribe en griego Ἰάκωβος. La transliteración de este nombre griego al castellano es Iakōbos, pero la inmensa mayoría de traducciones de la Biblia al español la vierten "Santiago", su equivalente en este idioma; en portugués se usa "Tiago", en rumano "Iacov", en inglés "James", en francés "Jacques", en italiano "Giacomo", en holandés "Jakobus" y así sucesivamente. Podemos notar con este ejemplo que no es lo mismo transliterar un nombre, que sería escribirlo en un alfabeto diferente al original pero de manera que suene lo más parecido posible a como sonaba en el alfabeto y lenguaje original, que traducirlo, es decir, verterlo de una manera conocida y usada corrientemente en el idioma receptor, sea que el sonido producido se parezca o no a la manera como suena en el lenguaje del que se traduce.

Posiblemente ni uno solo de los nombres hebreos, arameos o griegos de la Biblia se pronuncia en la actualidad de una manera exactamente igual a como era pronunciado al ser incluido en las Sagradas Escrituras. De la misma manera, en cada idioma moderno se ha generalizado un nombre propio con el que tradicionalmente se ha traducido el Tetragrámaton, aunque no se pueda asegurar que la manera como suena sea idéntica a como sonaba en los labios de los personajes de la Biblia.

Por ejemplo, a lo largo de los siglos en castellano se ha usado comúnmente un nombre que, con leves variaciones ortográficas, ha traducido el Tetragrámaton. Veamos algunos ejemplos:


Alrededor del año 1537 Juan de Valdés hizo una traducción del libro de Salmos desde el hebreo al castellano que quedó inédita hasta 1880, año en que Edward Boehmer la publicó en Bonn (Alemania). Por esta edición sabemos que Valdés usó el nombre de Dios vertido como Iehova, como podemos leer en el comentario que acompaña a esta obra:


Es decir, hace casi 500 años en español era correcta, conocida y aceptada la forma Iehova para traducir el nombre de Dios.


En 1569 Casiodoro de Reina publicó en Basilea la llamada Biblia del Oso. En esta vertió el Tetragrámaton como Iehoua, como se puede apreciar en la lectura de Génesis 2:4 de esta Biblia:




Recordemos que Casiodoro de Reina no hizo su traducción para eruditos, sino para que fuera entendida hasta por la gente más sencilla. Por lo tanto, podemos deducir que el nombre propio con el que tradujo el Tetragrámaton, Iehoua, era conocido para sus lectores.


Pasando el tiempo, los sucesivos revisores de la obra de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera cambiarían el nombre Iehoua por Jehová  como traducción del Tetragrámaton. Leamos como vierte Salmo 20:8 una edición de Reina-Valera publicada en Londres en 1861:




Juan de Enzinas, bajo el seudónimo de Juan le Quesne, publicó en 1606, probablemente en Ginebra, una traducción de los Salmos en la que también vertió el Tetragrámaton por Iehoua. Veamos como lo hace en el Salmo 9:7:



El sacerdote escolapio español Felipe Scío de San Miguel publicó entre 1790 y 1793 en Valencia una traducción al castellano de la Vulgata. En esta usó el nombre Iehováh para verter el Tetragrámaton, pero solo en las notas, no en el texto principal. Abajo pueden ver una imagen del comentario al Salmo 110:1 (109:1 en la Vulgata), según una edición de esta Biblia publicada en Madrid en 1808: 




Otra traducción al español desde la Vulgata, publicada en Madrid 
entre 1823 y 1825 por el obispo católico español Félix Torres Amat, vierte el nombre propio de Dios por el Señor, pero en varios versículos introduce el nombre Jehovah en cursiva para determinar quien es el Señor al que se refiere. Veamos, por ejemplo, como traduce Salmo 100:3 (99:3 en la Vulgata), según una edición publicada en París en 1836:




En Las Escrituras del Nuevo Pacto, una traducción del griego al español del Nuevo Testamento publicada por la Unión Bíblica Americana (American Bible Union) en 1858, en una nota a Revelación 19:1 explicando el significado de la palabra Aleluya, se usa el nombre Jehová para referirse al Dios Verdadero de la Biblia:








Esta obra también usa el nombre Jehová en una nota a Mateo 26:2:








El hebraísta protestante español Luis de Usoz y Río publicó en 1868 su propia traducción al castellano del libro de Isaías desde el hebreo. En esta vertió el Tetragrámaton por Ioüá. Veamos como traduce esta obra Isaías 42:8:



La obra Nuevo Salterio de David, por el sacerdote y hebraísta Antonio María García Blanco (Madrid, 1869), una traducción de los Salmos del hebreo al español, vierte siempre el Tetragrámaton por Iohwah y en su pág. 29 hace el siguiente comentario sobre esta cuestión:



La obra El libro de Job, versión directa del hebreo por el obispo de León Francisco Javier Caminero (producida necesariamente antes de 1885 y conservada inédita hasta que fue publicada en 1923 por el jesuita Sandalio Diego), traduce el Tetragrámaton por Jehováh, como podemos notar en la imagen de Job 1:21:









En 1893 la Sociedad Bíblica Americana publicó la Versión Moderna, una traducción de la Biblia preparada por el pastor y misionero presbiteriano H. B. Pratt. Esta versión vertió uniformemente el Tetragramatón por Jehová a lo largo de todo el Antiguo Testamento.


En 1919 el pastor y misionero bautista Pablo Besson publicó en Buenos Aires (Argentina) la primera edición de su traducción del Nuevo Testamento, en el que usó dos veces el nombre Jehová en su texto para referirse al Dios Verdadero de la Biblia (en Lucas 2:15 y Judas 14). Abajo pueden ver la imagen de Lucas 2:15 en la edición de 1948 de esta obra:



El sacerdote católico chileno Guillermo Jünemann tradujo la Biblia al español desde la Versión de los Setenta en la década de los veinte del siglo pasado. El Antiguo Testamento de esta versión no se publicó hasta el año 1992. Jünemann usó Jehová  en Éxodo 6:3 para referirse al nombre del Dios Todopoderoso:




La revisión de Reina-Valera llamada Reina-Valera Actualizada, publicada en 1989 por la Editorial Mundo Hispano (una editorial perteneciente a la confesión religiosa Convención Bautista del Sur), usó la forma Jehovah en todo el Antiguo Testamento para traducir el Tetragrámaton; también lo hizo así el Comentario Bíblico Mundo Hispano, de la misma editorial. En la pág. 71 del tomo de este comentario dedicado al libro bíblico de Éxodo (la 3ª edición, publicada en 2001) se explica lo siguiente sobre la validez de la traducción Jehovah:




El nombre Jehová se sigue usando 
en castellano hasta el día de hoy. No solo en traducciones de la Biblia o en publicaciones académicas, sino en los medios de comunicación y el habla popular. Por ejemplo, el 13 de abril de 2016 el periódico español ABC, en un artículo sobre el hallazgo de antiguas tablillas en la ciudad cananea de Arad, al sur de Israel, usaba Jehová para traducir el Tetragrámaton en una de las inscripciones en cerámica:



Hasta el conocido teólogo bautista español Máximo García Ruiz usa el nombre Jehová en su libro de poesía Entre la luz y las tinieblas (Hebel Ediciones, Santiago de Chile, 2017). Veamos un ejemplo en el poema titulado Jeremías en la pág. 37:



He citado solo unos pocos de la infinidad de ejemplos que existen del uso del nombre Jehová (o una forma similar) para la traducción del Tetragrámaton en español. Independientemente de que el nombre español Jehová suene o no igual a como se pronunciaba el nombre del Dios Altísimo en la antigüedad, el dato objetivo es que esta forma se ha estado usando desde hace por lo menos cinco siglos en el idioma castellano para verter el Tetragrámaton. Digamos que es una traducción, no una transliteración. De hecho, esta palabra española ha estado incluida en los mejores diccionarios de español desde hace siglos.

Por ejemplo, la 12ª edición del Diccionario de la lengua castellana por la Real Academia Española (Madrid, 1884) definía así Jehová:



Asimismo, la 22ª edición del mismo Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, publicada también en Madrid en el año 2001, definía así la palabra Jehová:








Como pueden comprobar, para la Real Academia Española la palabra Jehová es un nombre propio español (se alista en mayúscula), la traducción conocida, aceptada y común del nombre hebreo del Dios Todopoderoso a través de los siglos. Sin embargo, y esto es importante, la palabra Yahweh, en cualquiera de sus formas, no es considerada una palabra española, sino hebrea.

¿Sería correcto, entonces, usar la transliteración Yahvéh, en cualquiera de sus formas, para traducir el Tetragrámaton al español? ¿Cómo llego esta palabra a usarse en las Biblias españolas?

Como este artículo se me ha hecho muy largo, intentaré contestar a estas y a otras cuestiones en las próximas entradas de este blog tituladas:

¿Cómo llegó la transliteración Yahvé al español?

Los Testigos de Jehová y el uso del nombre de Dios

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