Colosenses 1:15-20 ¿Cuántas palabras tiene este pasaje en español?

Hay ciertas personas que critican a algunas versiones de la Biblia simplemente porque han añadido palabras a la traducción de cierto texto a la que estaban acostumbrados. Pero, ¿es razonable esa crítica? Absolutamente no.

Pongamos el ejemplo del conocido pasaje de Col 1:15-20. En la Biblia del Cántaro, publicada por Cipriano de Valera en 1602 este texto lee así:



Si se toman la molestia de contar las palabras, constatarán que incluye 127, entre las que se encuentran 6 palabras en itálicas, tipo de letra que el autor usó para indicar que no se encuentran en el texto griego y que se añaden para expresar el sentido en castellano. Las palabras en itálicas son: v. 16 están, dos veces; v. 19 al Padre; v. 20 están, dos veces.

Veamos ahora este mismo pasaje en la 
Reina-Valera publicada en New York en 1865 por la Sociedad Bíblica Americana:



En esta versión este pasaje incluye 144 palabras, de las cuales 10 están impresas en el tipo de letra itálica. Son las siguientes: v. 16 están, dos veces; v. 18 a saber; v. 19 al Padre; v. 20 digo, están, dos veces.

¡Vaya! Parece que la Reina-Valera revisada en 1865 añadió 17 palabras a la Biblia del Cántaro en este pasaje.

Vayamos a una Biblia que se usa mucho en la actualidad, la Reina-Valera revisada en 1960. Veamos los mismos versículos en esta versión:
15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Si no me equivoco, cuento 142 palabras, ¡ninguna de ellas en itálicas! Es decir, añadió 15 palabras a la Biblia del Cántaro, y  quitó dos a la Reina-Valera revisada en 1865.

Si lo desean, pueden seguir contando las palabras de este texto en las diferentes revisiones de Reina-Valera (1862, 1909, 1995, RVC, etc.), o en otras versiones, y notarán que es muy frecuente que no usen el mismo número de palabras en un mismo pasaje bíblico.

¡Que vengan ahora los que afirman que no ha de cambiarse ni una sola palabra de sus traducciones de la Biblia! Que me expliquen cuál de estas revisiones es la "buena", porque ninguna coincide en el número de palabras ni en el uso de las itálicas. 

Obviamente, los que hacen estas afirmaciones o no saben de lo que están hablando, o simplemente están más interesados en discutir, difamar y calumniar que en compartir alguna enseñanza de Dios que edifique la fe (1Ti 1:4).

La realidad objetiva es que solo los autógrafos, es decir, los manuscritos originales de la Biblia, escritos directamente por Moisés, David, Mateo, Juan, etc., fueron inspirados, palabra por palabra, por Dios. Y estos no han sido hallados. Solo disponemos de copias de copias de copias de copias... Hay que dar gracias a Dios por los estudiosos que se dedican a examinar estas copias manuscritas y hacernos llegar los textos hebreos, arameos y griegos más exactos posibles, en los cuales se puede confiar como palabra de Dios.

Ahora bien, ninguna traducción de la Biblia es inspirada. Y mucho menos palabra por palabra. Por supuesto, es verdad que hay traducciones más exactas que otras, es decir, que transmiten mejor el sentido de los idiomas bíblicos originales (hebreo, arameo y griego) a las lenguas actuales. Pero para conocer el grado de exactitud se deben comparar con los idiomas bíblicos originales, y no con la traducción que a nosotros nos guste o que se use en nuestra denominación, que es lo que hacen muchos.

Pongamos un ejemplo con Col 1:15-20. Hay ciertas personas que suelen afirmar que la Traducción del Nuevo Mundo (TNM) ha "añadido" palabras a este pasaje. 

En lo que se refiere al verbo "añadir", ya hemos visto que toda traducción emplea las palabras que considera necesarias, sea cual sea su número, para transmitir con exactitud el significado de los idiomas originales al español y al resto de idiomas modernos. La prueba objetiva la tenemos en las revisiones de Reina-Valera comparadas arriba.

La TNM usa corchetes, como hacen una infinidad de obras académicas y traducciones de la Biblia, para distinguir las palabras que, aunque no aparecen literalmente en el idioma original, se insertan en el texto para complementar su significado en español. Los corchetes son el equivalente a los letras itálicas en las revisiones de Reina-Valera anteriores a RV60.

Además, hasta la Reina-Valera "original",
es decir, la Biblia del Oso, traducida por Casiodoro de Reina y publicada en 1569 usó letras itálicas y [corchetes] en su texto, para indicar las palabras que añadía y que no estaban en los idiomas originales. Veamos un ejemplo en Hechos 7:18, 19:



Como se puede ver en el v. 18, las palabras en Egypto se encuentran entre corchetes, añadidas por Casiodoro de Reina. Y en el v. 19 encontramos las palabras de muerte impresas en letra itálica, que tampoco aparecen en el texto griego.

En una próxima entrada explicaremos algunas razones académicas y contextuales de la traducción de Col 1:15-20 que ofrece la TNM.




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