Los Testigos de Jehová y el uso del nombre de Dios

¿Ha influido el uso que los Testigos Cristianos de Jehová han dado al nombre de Dios para que, en general, haya dejado de usarse en las traducciones de la Biblia?

En mi opinión sí y dispongo de varias pruebas en este sentido.

Examinemos una de ellas. En mayo de 1952 se celebró en Yakarta, Indonesia, una reunión académica de traductores de la Biblia para el estudio de los problemas relacionados con la traducción y revisión en los lenguajes indonesios.

Se dedicó un número completo de la revista The Bible Translator (Vol. 3, nº 4, octubre de 1952; publicada por las Sociedades Bíblicas Unidas) a las conferencias que se ofrecieron en este evento. Entre estas se encuentra un ensayo sobre la traducción del Tetragrámaton escrito por un clérigo protestante llamado Hellmut Rosin, profesor entonces del Theological College en Yakarta. En este explica lo siguiente (pág. 182):




Esta es la traducción al español de este párrafo:

Puede ser una falta de respeto y desobediencia, por lo tanto, restaurar algo que Dios mismo ha demolido. Podría significar que "Jehová" se convertiría irrevocablemente en el extraño Dios del Antiguo Testamento y que la fisura entre los dos Testamentos también podría dividir a la iglesia, ya que ¿no son los "testigos de Jehová" anti-trinitarios?
Para poder leer este artículo en The Bible Translator deben clicar aquí

Como se puede comprobar, la razón de este profesor para no verter el Tetragrámaton por "Jehová" es que eso podría dividir a la iglesia, pues los Testigos de Jehová son anti-trinitarios.

Este argumento es común entre muchos miembros de la cristiandad: no quieren usar el nombre de Dios "Jehová" para que no parezca que dan apoyo a las enseñanzas de los Testigos de Jehová ni ser confundidos con ellos.

Permítanme mostrarles otro ejemplo reciente de esta forma de pensar. Se edita en España una revista evangélica digital llamada Lupa Protestante. El 14 de mayo de 2015 se publicó en esta un artículo titulado Empecinados en la transcripción “Jehová”. El autor era en aquella época un estudiante de teología cuya familia es muy conocida en los círculos evangélicos españoles. En este escribió lo siguiente:
Vivo en España donde ser evangélico es poco habitual. Por este motivo le sugerimos al querido pastor y amigo que ofició mi boda que no emplease la palabra “Jehová” en la ceremonia, dado que este término es automáticamente relacionado por mis conciudadanos con la secta de los Testigos de Jehová. No queríamos que los invitados sacasen conclusiones erróneas sobre nosotros y nuestra fe.

Se puede notar que en su artículo, además de demostrar prejuicio religioso y desprecio contra los miembros de lo que llama "secta", afirma que no quiere usar el nombre "Jehová" para que no le confundan con los Testigos de Jehová. El Sr. Bernal ha reescrito recientemente su artículo en Lupa Protestante, cambiando la palabra "secta" por "grupo religioso". Pueden leer el artículo original haciendo clic en este enlace.

Esta actitud es muy común entre una gran parte de los evangélicos de origen español, dándose a veces el caso de que aun usando la versión Reina-Valera revisión del 1960, pronuncien "el Señor" cada vez que aparece la palabra "Jehová" en el texto.

Por lo tanto, para mí está muy claro que la razón principal del ataque por parte de algunos contra la forma "Jehová" del nombre de Dios es el uso que los Testigos de Jehová le dan en su predicación y enseñanza.

En una próxima entrada veremos otras razones por las que hay quienes se oponen al uso de Jehová o Yahvé para verter el Tetragrámaton en las traducciones de la Biblia.

Hallarán razones académicas e históricas para el uso del nombre "Jehová" en la siguiente entrada de este blog:

¿Es correcto traducir "Jehová" el nombre de Dios en hebreo?



¿Se llamaba "patibulum" al palo o madero transversal de una "cruz"?

En algunos ensayos y artículos que se pueden encontrar tanto impresos como en Internet se afirma que, supuestamente, en la antigüedad se llamaba con la palabra latína patibulum al palo o madero transversal de una "cruz", tal y como se dibuja esa figura en el arte y la iconografía de la cristiandad. Ahora bien, de ser cierta esta afirmación, cualquier diccionario de latín debería definir esta palabra por "palo o madero transversal en una cruz" o algo similar.

Para asegurarme de la veracidad histórica y académica de esta información, he buscado la palabra latina patibulum en varios diccionarios. Este ha sido el resultado:

Así define la palabra latina patibulum el Nuevo Diccionario Latino-Español formado sobre el de don Manuel Valbuena por Vicente Salvá, 14ª edición, publicado en París en 1868:

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Como pueden comprobar, en este diccionario no se lee que patibulum sea la "parte transversal de una cruz"; es más, no se menciona para nada la palabra o el concepto cruz.

Veamos ahora el Diccionario Cima Latino-Español Español-Latino 2ª edición (Editorial Everest, León, 1977):





Observamos que tampoco se define en este diccionario el vocablo patibulum como "parte transversal de una cruz". 


Examinemos a continuación una obra académica, el Diccionario latino-español por Agustín Blazquez Fraile (Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1954):




Tampoco este conocido diccionario académico define patibulum como "parte transversal de la cruz", ni menciona para nada la palabra "cruz".


Leamos finalmente la definición de patibulum en el que es uno de los mejores diccionarios científicos de latín disponibles. Me refiero al Nuevo diccionario etimológico latín-español y de las voces derivadas por Santiago Segura Munguía (Universidad de Deusto, Bilbao, 2006):




Podemos comprobar objetivamente que ninguno de los diccionarios examinados define la palabra latina patibulum como "parte transversal de una cruz" o de una manera parecida. Además, en ninguna de las acepciones ofrecidas se menciona para nada la palabra cruz ni una idea parecida.

De hecho, en el Diccionario por raíces del latín y de las voces derivadas publicado también por Santiago Segura Munguía (Universidad de Deusto, Bilbao, 2006) se incluye la palabra patíbulo como acepción de la latina crux. Difícilmente, pues, creería el Dr. Segura que una supuesta parte de esa crux hubiera de llamarse concretamente patibulum:




Entonces, ¿de dónde sacan estos autores que el supuesto palo transversal de una "cruz" era llamado patibulum?

¿Será, quizás, que unos autores se copian a otros sin haber comprobado las fuentes? No sería la primera vez que esto ocurre en la historia.

Agradecería que, de ser posible, alguien pudiera indicarme la obra de referencia en la que se basan para hacer esta afirmación. De lo contrario, tendré que creer que se trata de una lamentable falacia.

Estos mismos autores suelen afirmar también que, supuestamente, la parte longitudinal o palo vertical de la "cruz" en la que Jesús fue ejecutado se llama stipes en latín, o estipite en español... ¿será verdad esta información? 

Analizamos esta cuestión en la siguiente entrada de este blog:

¿Se llamaba stipes al palo o madero vertical de una "cruz"?

Pueden hallar información sobre la mejor traducción de la palabra griega staurós (σταυρός, #4716) en la siguiente entrada de este blog:

Σταυρός (staurós) ¿Cruz o madero de tormento? ¿Cuál es la mejor traducción al español?



¿Cómo llegó la transliteración Yahvé al español?

En español, la transliteración o transcripción Iahvé se comenzó a usar en publicaciones seglares en el último cuarto del siglo XIX. La más antigua que he podido localizar es una traducción al español, efectuada por Francisco María Rivero, del Tomo IV de la obra del historiador alemán Máximo Duncker titulada Historia de la Antigüedad, publicada en Madrid en 1877. Este sería uno de los fragmentos de esta obra, en su pág. 161:




En este fragmento de Génesis se usan dos formas de verter el Tetragrámaton: Ieová Iahvé, aunque en el resto de la traducción de la obra de Duncker al español se usa Iahvé. Es muy interesante saber que la obra original en alemán usa Jehova para referirse al Dios de Israel, y la traducción al inglés Jehovah.

¿Por qué se usó Iahvé en la traducción española? Mi opinión es que esta forma del nombre de Dios se empezó a usar en castellano con el objetivo de dar una apariencia "académica", racionalista, en oposición a Jehová, que era la forma usada en obras "religiosas".

Apoya esta conclusión que Iahvé comience a ser usado en español a finales del siglo XIX en revistas ilustradas o racionalistas de la época, tales como Revista cubana, La Ilustración ibérica, Ensayos y revistas o La España moderna.

La primera obra académica bíblica en español en la que he encontrado la forma Iahvé es un trabajo publicado en 1917 por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma con el título I Sam. 1-15 Crítica Textual y cuyo autor fue Andrés Fernández Truyols. Veamos cómo traduce parcialmente 1 Samuel 12:14, 15 esta obra:




Por cierto, la transliteración Iahvé o Iahveh se ha continuado usando hasta el día de hoy para referirse al Tetragrámaton en muchas obras en castellano

Hay quienes argumentan que las transcripciones IahvéYavé se empezaron a usar cuando los académicos bíblicos llegaron a saber que esta era la manera en la que pronunciaban el Tetragrámaton los escritores de la Biblia. Sin embargo, esta afirmación no se sostiene.

Hace muchos siglos que los eruditos en hebreo son conscientes de que no se conoce la pronunciación exacta del nombre de Dios en hebreo y que existen varias formas alternativas. Por ejemplo, la obra Introducción a la Sagrada Escritura o aparato para entender con mayor facilidad y claridad la Sagrada Biblia en lengua vulgar, Tomo Segundo, publicada en Madrid allá por el año 1795, en sus págs. 168-9 explicaba lo siguiente sobre el nombre de Dios:



Aunque las ciencias bíblicas han avanzado mucho desde la publicación de este libro, podemos comprobar que ya en el siglo XVIII eran públicamente conocidas algunas maneras como se había vertido el Tetragrámaton en diferentes idiomas a lo largo de la historia. 

De hecho, muy probablemente todos los autores que en los últimos cinco siglos han usado la forma Jehová en español sabían que no podían asegurar que esa fuera la pronunciación exacta y que existían formas alternativas. Sin embargo, la usaron porque era la más conocida y usada por sus lectores.

Leamos lo que escribió en 1905 sobre esta cuestión Henry Barrington Pratt, traductor al español de la Biblia llamada Versión Moderna, publicada en 1893, que usa Jehová a lo largo de todo el Antiguo Testamento:



Como hemos explicado en otras ocasiones, ningún experto en hebreo bíblico puede afirmar categóricamente cómo pronunciaban el nombre de Dios los escritores de la Biblia. Como menciona arriba H. B. Pratt, los eruditos solo pueden ofrecer su propia opinión acerca de la verdadera pronunciación del nombre de Dios. 


De hecho, varias traducciones de la Biblia en español vierten de diferentes maneras el nombre de Dios, lo que demuestra que no se conoce la manera exacta: son solo suposiciones. Veamos otros ejemplos de esto:

La primera traducción católica completa de la Biblia  al español hecha desde los idiomas originales fue la Nácar-Colunga (BAC, Madrid, 1ª edición 1944). Esta versión usa Yave para transliterar el Tetragrámaton a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Veamos un ejemplo en Génesis 2:4:



Tres años más tarde apareció la Biblia llamada Bover-Cantera (BAC, Madrid, 1ª edición 1947). Esta traducción vertió el Tetragrámaton como Yahveh. Leamos Génesis 2:15 en esta versión:




Podemos comprobar que Bover-Cantera no vierte el Tetragrámaton igual que Nácar-Colunga. En el prólogo se explica la razón:





Leemos que hasta los propios traductores de esta versión informan que el Tetragrámaton ha sido transcrito, no traducido.

Otras versiones católicas transcriben el Tetragrámaton de maneras diferentes a las mostradas. Por ejemplo, la versión de Juan Straubinger usa Yahvé, la Bartina-Roquer Yahweh, la Biblia de Jerusalén Yahvéh, etc. 

La verdad es que si se conociera la pronunciación exacta del Tetragrámaton no habría ninguna diferencia entre las maneras como es transcrito o transliterado en diversas traducciones de la Biblia.

Recapitulemos lo tratado hasta ahora en esta entrada y en la anterior: 
  • La forma Iahvé para transliterar el Tetragrámaton se usa en español desde finales del siglo XIX. 
  • La primera traducción católica de toda la Biblia al español desde los idiomas originales fue la Nácar-Colunga en 1944; esta versión fue también la primera en usar en español la forma Yave a lo largo de todo el Antiguo Testamento. 
  • Nadie puede afirmar cómo se pronunciaba el Tetragrámaton; tan hipotética es la pronunciación Yahveh como Jehová.
  • Jehová ha sido admitida por la Real Academia Española (RAE) como una palabra castellana, pero a Yahveh la considera una transcripción del hebreo, no una palabra en español.
  • El nombre Jehová se lleva usando para traducir el Tetragrámaton en versiones de la Biblia al español desde hace por lo menos 480 años; Yave solo desde hace unos 74. 


Volviendo a la pregunta que nos hacíamos en la entrada anterior de este blog: ¿es correcto usar Yavé en las traducciones de la Biblia al español, dado que no es considerada por la RAE una palabra española? Por supuesto, la manera más correcta histórica y académicamente sería Jehová, nombre español usado desde hace varios siglos por católicos y protestantes. Ahora bien, siempre será mejor usar un nombre propio para verter el Tetragrámaton, aunque sea una transliteración del hebreo como Yavé, que usar títulos o nombres comunes como Dios o Señor.

Una pregunta aún podemos hacernos: ¿estará relacionado el uso y la importancia que los testigos de Jehová dan al nombre de Dios con los esfuerzos por parte de algunos de erradicarlo de las traducciones de la Biblia? Trataremos de responder a esta cuestión en la siguiente entrada de este blog:

Los Testigos de Jehová y el uso del nombre de Dios


Disponen de más información sobre el uso del nombre Jehová en la Biblia en la entrada de este blog titulada:


¿Es correcto traducir "Jehová" el nombre de Dios en hebreo?






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